Crecimos en el mismo barrio, separados por tan solo una calle y diferentes toques de la suerte. Cuando estábamos a punto de finalizar la primaria,don Arquimedes, uno de los vecinos mayores,tuvo la idea feliz de formar un equipo de fútbol con los niños entre diez y doce años.Luego de reuniones y propuestas se diseñó el uniforme, se escogió el nombre del equipo y se logró el compromiso de la mayoría de padres de hacerle el uniforme a cada niño.
Tener el equipo completamente uniformado,conseguir un balón fue tarea titánica y lenta debido a las condiciones económicas de cada familia;pero la ilusión había calado hondo en padres e hijos.Luego empezamos a entrenar juiciosos, nos levantábamos a las cuatro de la mañana y acompañados de don Arquimedes praticábamos hasta antes de las seis, hora en que debíamos prepararnos para la escuela.Al empezar a competir en partidos amistosos por las diferentes canchas de polvo y barro de diferentes sitios de la ciudad,empezamos a destacarnos el Zurdo y yo en la habilidad y talento para hacer y deshacer con un balón.
Cómo era de esperarse,zurdo iba por la izquierda mientras yo era el medio campista que se juntaba a él para con nuestras invenciones superar con facilidad a los contrarios;la dupla de "goyo" y "el zurdo" empezó a ser conocida por los arrabales y su papá y el mio sacaban pecho cuando alguien en la calle les preguntaban si ellos eran los papás de esa pareja.De Alfonso Lopez a Melendez, de villanueva al guabal nos paseamos orgullosos.Una vez,don Arquimedes nos anunció que estábamos invitados para jugar un partido contra un equipo de un barrio "alto" y nos hizo un par de reuniones para "lavarnos el cerebro" con respecto a como debería ser nuestro comportamiento en esa ocasión.Entre una y otras nos recomendó cien veces moderar nuestro vocabulario,que nada de palabrotas y groserías pues ellos estaban ilusionados con su equipo y al igual que a nosotros sus padres les acompañaban a cada partido y no quería que quedaramos mal.
El día señalado llegó.El barrio en mención se llamaba "tequendama" y al equipo lo dirigía un señor,que según nos dijo nuestro entrenador,era una antigua gloria del fútbol de la costa.
Nosotros cumplimos con las recomendaciones del entrenador,juiciositos y sin groserias les metimos nueve a uno, a unos niños de piel rosadita,guayos y uniformes nuevos y padres muy atentos que a cada rato los rociaban con aguita pues el sol de las once de la mañana los tenía al borde de la insolación;para nosotros, ese mismo sol era viejo conocido,acompañante de nuestras recogidas de agua en la pila,de jornadas de cauchera en los mangones y solo estaba "viéndonos jugar".
Don Arquimedes estaba avergonzado y se disculpó con los padres y entrenador de los contrarios;nosotros no entendíamos porqué y entonces camino al barrio nos explicó que al entrenador los padres le pagaban un dinero por preparar y dirigir a sus hijos y que le habíamos hecho quedar en ridículo.Nosotros ,claro está,no entendíamos de diplomacia,solo sabíamos jugar.
Al terminar la primaria,a don Arquimedes se le murió la esposa y en busca de calmar su soledad y tristeza,se dedicó a beber y farrear en la 20 y el equipo se acabó.Yo presenté pruebas en santa librada buscando un cupo para el bachillerato y zurdo consiguió trabajo en una distribuidora del barrio vendiendo periódicos.
Así,nos cruzábamos temprano en la mañana,como cuando íbamos a entrenar,ésta vez, uno para el colegio y el otro vendiendo el periódico.Al cruzarnos,el siempre estaba contando la plata de la venta o acomodando los periódicos en su cabeza y nos saludábamos cordiales:!quiubo zurdo!, !entonces qué goyo!
Un día me detuvo y me contó que estaba jugando en un equipo de un barrio atrás del batallon y me dijo que si quería jugar que el hablaba con el entrenador, y así empezamos de nuevo a jugar juntos durante algún tiempo;durante este tiempo le sorprendí tras algún árbol fumando mariguana en compañias que los dos sabíamos cuan peligrosas eran pues varias veces tuvimos que "frentiarlos" para lograr su respeto.
Nos separamos de nuevo cuando el colegio se preparó para los intercolegiados de fútbol y fui incluido en la selección y me dediqué con fuerza a alistarme.Ya deslumbraba,sin falsas modestias,en los diferentes partidos interclases y en los del recreo.Zurdo por su parte empezó a meterse en problemas de robos menores y a quedarse con la plata de la venta de periódicos lo que hizo que cada vez le facilitaran menos su trabajo.
El torneo intercolegiado me sirvió mucho para comprobar por comentarios de algunas personas,que tenía talento para el fútbol y me hizo soñar con algún día ser profesional.Jugamos de forma especial y ganábamos a casi todo rival a saber:San Luis,Claret,Lacordaire,Cesar Conto y algunos más hasta llegar a la final con el Colegio Mayor de Yumbo al que vencimos en la cancha del limonar, la del deportivo cali;fue tal el espectáculo en esa final, que se rumoró que muy posiblemente cuatro de los integrantes del equipo recibiríamos una oportunidad para probarnos con el Cali.Fue "el sueño de una noche de verano" que me llenó de alegría, pero quedó en eso:en un sueño lindo.
Con toda la ilusión, busqué afanosamente a Zurdo para contarle la buena nueva;a los pocos días de buscarle,mientras caminaba por la avenida principal del barrio,observé una montonera junto a una radio patrulla de la policía.En medio de todo se encontraba el cuerpo de uno de los muchachos que se ganaban o perdían la vida con el cuchillo.Los comentarios me informaron de todo:"viejo Goyo, su pana, el Zurdo, lo apuñaló"
Le llevaron primero a una correccional,de esas que no sirven para corregir,luego le pasaron a Villanueva,donde nada cambiaba.Durante su estadía me comunicaba con su mamá o papá para saber como estaba.Un día, entre lágrimas, su mamá me contó !que casi matan a su muchacho!
Otro recluso intentó violarlo,Zurdo se enfrentó sin armas a un cuchillo lleno de odio;sufrió múltiples cortadas en manos y brazos,pero le quitó el puñal al otro y le hirió con el mismo;más castigo recibió por su acción,más humillacion y sufrimiento para la familia.
Pasó el tiempo,que por fortuna no se detiene.Zurdo salió y nos volvimos a ver de vez en cuando.Consiguió trabajo y empezó una metamorfosis inesperada.Se matriculó en el nocturno de un colegio para hacer su bachillerato.De vez en cuando acudía a mi por algún libro,por alguna aclaración para resolver un problema y para hablar de cuándo volveríamos a jugar juntos en algún equipo.
A los pocos años terminó el famosos "bachillerato acelerado", había progresado, se había comprado una moto y conseguido una bonita novia;yo me marché al extranjero.Durante un regreso,mientras conversaba bajo el palo de mango del anden de misiá Teresa,se acercó en su moto, con la ahora su esposa en la parrilla y luego de los consabidos saludos y presentaciones,los comentarios de los amigos sobre la nueva reunión de la pareja de antiguos "crack`s",Zurdo me comentó que quería hacerme una propuesta.Consistía en que aceptara ser el padrino de su último niño al que pensaba bautizar proximamente:Traté de explicarle lo importante que era esa decisión y entonces su esposa interrumpió y dijo:Mire Goyo,la ha pensado tanto, que me tiene cardiaca pidiendome que le pidamos a usted ser el padrino y además que le pongamos su nombre al niño!
Me quedé sin palabras y cuando atiné a decir:!te vas a tirar el pelao! y me contestó:no viejo,yo se que no! obedeciendo a un instinto, sin más palabras, nos dimos un abrazo,un abrazo en el que estaban guardados todos los recuerdos de tiempos pasados, de momentos vividos en las calles festivas en el día y tenebrosas en sus noches de nuestro barrio,todos los partidos de fútbol en calles y canchas,todas las peleas,todas nuestras gambetas a la vida, todos nuestros quites a la muerte;sí, sería el padrino de ese niño,asistiría a mi segundo bautizo,valía la pena,por la vida y lo vivido.