jueves, 2 de diciembre de 2010

EL TURCO


Era època de llegada de personas de otras latitudes tanto nacionales como internacionales.Personas que llegaban a nuestra ciudad desde pueblos lejanos de nuestra geografía y desde pueblos lejanos de la geografía universal,todos buscaban lo mismo:trabajo,alimento,vivienda para ellos y sus familias.
Quienes llegaban del extranjero,buscaban y obtenian acomodo en las empresas que empezaban a florecer,como tecnicos,algunos reales y otros avalados por sus compatriotas que habian llegado antes.Quienes llegaban de lugares de nuestra geografia buscaban y encontraban acomodo en los barrios que empezaban a florecer o en algunos ya establecidos.
En el nuestro,el vecindario era de lo más variado;habian personas de pueblos del Tolima,del Quindio,de Nariño y hasta de la costa atlantica;crecí envuelto en acentos variados,en esa especie de aroma de las palabras junto a esos aromas y sabores de las cocinas.Unos y otros se fueron integrando,mezclandose con los nuestros y dando origen a nuevas formas de hablar y de cocinar.Con el paso del tiempo,todo formó una nueva identidad para nuestra ciudad,imperceptible,que se tomó como algo natural,sin causar trauma alguno,identificados como estábamos en la búsqueda de objetivos comunes y primordiales.
En las fábricas,ocurria algo semejante,los obreros y empleados nacionales,aprendian de los gerentes y mandos medios extranjeros,sus curiosas maneras de llamar las cosas,sus comidas y a la vez,enseñaban a ellos las nuestras.
Mi padre,cada día nos contaba sobre algún nuevo "técnico" llegado de Suecia,de Italia o de otra nación europea;para él,ese contacto con personas de tierras tan lejanas,era el nuevo método para saciar sus ansias de conocer otras culturas,sumado al de la lectura,del que se había servido anteriormente.
En el barrio,las necesidades diarias de toda índole,clamaban por soluciones,y algunas de ellas llegaron gracias a la inventiva de ciudadanos llegados en esa especie de nueva conquista,serena y pacifica,en oposición a la de más de cuatro siglos atras.
Todas las familias llegadas al barrio carecian de cosas elementales como sábanas, cobijas,algun utensilio de cocina y algo que se deseaba y buscaba con desesperación,ante el ataque despiadado de los zancudos:un toldillo.
El toldillo y los otros utensilios deseados,hicieron su entrada triunfal en nuestro barrio y los aledaños,de la mano de unos hombres cuya manera de hablar causaba gracia y servía de llamada para la venta;eran extranjeros,venidos del otro lado del mar y que el imaginario popular terminó por bautizar como "turcos",aunque tal vez ninguno provenía de esa nación,pero para nosotros,todos los que vendian toldillos,cobijas,cucharones,coladores,telas y demas,eran eso,turcos.
Habiles mercaderes,descendientes de pueblos curtidos en el arte de vender cualquier cosa y ademas de cobrarla por valores muchas veces mayores a lo que les costaba,pero eran la solucion a nuestras necesidades,ademas,que otorgaban la ventaja de "fiar",algo fundamental para quienes vivian por semanas,pues esa era la frecuencia conque se pagaban los salarios en las fabricas.
!mija,ahi le queda la plata pal turco!,escuchaba los fines de semana a mi papá,cuando separaba de su sueldo la cuota acordada con el mercader;! y digale que le suelte la tela pa los vestidos de las muchachas y una camisa pal niño!.
Con el paso del tiempo,los turcos abrieron almacenes en el centro de la ciudad y fueron abandonando paulatinamente su oficio incial,que fué pasando a manos de ciudadanos nacionales,quienes finalmente desaparecieron,derrotados por el poder de los almacenes,que dejaron de fiarles mercancia,pues ya los clientes se desplazaban al centro de la ciudad a comprar directamente sin el recargo del intermediario,ademas que tambien se estableció en ellos la modalidad del credito.Los "turcos" desaparecieron definitivamente de las calles de mi barrio,junto a sus carretas tiradas por algún muchacho,sus libretas ajadas y llenas de columnas con valores anotados con lapiz,correcciones ante el reclamo por algun pago recibido y no anotado,o recibos que se extraviaban;desaparecieron de las calles,no de mi memoria y quizá de la memoria de muchos,que no olvidan esa ciudad forjada con el trabajo de tantos hombres llegados de tierras lejanas,sumado al de los nativos.Épocas de luchas arduas,de momentos dificiles pero felices,desde la perspectiva del tiempo,aquel que nos muestra la medida exacta de la alegria y la tristeza.