lunes, 2 de noviembre de 2009

CON LOS PASOS PINTADOS






Mi papá, fiel a su costumbre,seguía llevando a casa sus revistas y periódicos preferidos;por culpa de esas revistas, de una en especial,Life,se llamaba,me enteré que en un lejano pueblo vietnamita llamado My Lai,el ejercito norteamericano,bueno, un destacamento,había masacrado muchos civiles indefensos;que en Estados Unidos habían asesinado a un negro porque había contado en publico, ante miles de personas, que "había tenido un sueño" y también a un rubio que parecía acolitar el cumplimiento de ese sueño del negro, aprovechando que era ministro de justicia;que un papa, vendría a Colombia para Agosto,no se a qué,pero que eso era motivo para ser muy felices;la re

vista,tan informada como estaba y presumía,no contaba sin embargo, que yo había terminado el



quinto de primaria,que no tenía para el vestido de clausura,ni pa zapatos;nuestra cotidianidad seguía, sin importar al resto del mundo.

Mi papá consiguió prestado para un pantalón de Dacron,azul turquí y para unos zapatos que compramos en una cacharrería del barrio,ordinarios, duros,que parecían de cuero,pero si no era de cuero de cabeza de la vaca,deberían ser de cuero del escroto del toro;durante el camino hacia la escuela,cohibido pues era quizá el único que no llevaba vestido entero,junto con el negro Cortez,el más porra del salón, que vivía en una invasión llamada la "Valvanera",me pelaron los pies en el jarrete,y durante la larga ceremonia de clausura que constaba de veinte puntos y que empezaban todos por "palabras de....",no tuve ganas de hacer bromas como todos los dias, ni siquiera de reírme cuando Quintero bailaba el himno nacional, tapado por los demás.

Estos zapatos, los recordaría siempre,junto a otros que harían su aparición meses después,ante la flaqueza mostrada por los primeros, que no fueron duros sino por unos días ,hasta que aparecieron unas lluvias que me mostraron que eran,como los de manacho,de cartón.

Luego de la alegría familiar por haber terminado el quinto de primaria,logramos una nueva cuando me inscribieron buscando un cupo en Santa Librada y un día acompañé a mi mamá a ver las listas en la cartelera del colegio y leímos,incrédulos, mi nombre entre muchos aceptados.

De nuevo el quebradero de cabeza para mi familia,que parecía condenada a sufrir afugias cada que se lograba un pequeño avance,pues la vida parecía cobrar venganza cuando alguien rompía la camisa de fuerza de la pobreza y superaba los obstáculos colocados por una sociedad egoísta que daba por hecho que no lo lograríamos.

Con el cupo ganado, siendo la envidia de muchos padres ya que un cupo en ese colegio era tan apreciado por los estudiantes,como una curul en el senado,pero con más honradez;quedaba la búsqueda de lo insumos necesarios para enfrentar el nuevo reto:ropa, zapatos;quedaba el pantalón de dacrón azul turquí y la camisa blanca de la clausura de quinto,un pantalón de pana que había sido azul y era ahora casi blanco de tanto lavar y planchar y solo conservaba el color en la pretina, que soltaba tinta cuando se planchaba húmedo y una camisa verde claro, también de dacrón;zapatos no habían;los torturadores usados para la clausura se habían deshecho literal mente con las lluvias;más préstamos eran imposibles;se acercaba el día de inicio de clase y faltaban los zapatos!

La solución apareció de repente y la vislumbró una de mis hermanas,la mayor,después supe que sin mala intención.Ella propuso,que como no seguiría en el mismo colegio pues había perdido el año,quedaban vacantes un par de zapatos de ella, pero no los de diario ya que los seguiría usando en su otro colegio;!quedaban los de el uniforme de gala!, si señor!.Todo fue alegría hasta que mi hermana los llevó ante nosotros y descubrimos horrorizados y desilusionados que !eran blancos!.

Pero mi papá era un hombre muy recursivo,producto de sus eternas necesidades, y dijo: !eso no es problema, mijo,los pintamos!.Y dicho y hecho,fuimos al centro y compramos la tinta para teñir zapatos,leímos cuidadosamente las instrucciones y se procedió a la magna obra:Luego de varias horas, pues se daba una mano de tinte y se dejaba secar muy bien para la segunda,mi papá mostró orgulloso el resultado:un hermoso par de zapatos Croydon cuero,de un color negro azabache!.me sentí alegre y agradecí sin decirlo, a mi hermana que había aportado algo propio para solucionar mi necesidad.Me los hicieron medir y a parte de quedar un poco flojos pues mi hermana calzaba casi dos números más,estaban muy bien;!con media gruesa o dos pares de las delgadas se le ajustan!,dijo mi mamá;llegué a pensar que ahora solo faltaba esperar el día señalado para estar en Santa Librada;hasta en sueños recorría sus instalaciones que había conocido durante las inscripciones:su cancha de fútbol,que ya sabría de mí y mi talento para ese deporte;su piscina,su coliseo,su cafetería,y porqué no,hasta su iglesia.

Y llegó el gran día;ya sabía que bus me llevaba y traía a casa o muy cerca;fue un día de formaciones e indicaciones sobre lo que se esperaba de nosotros y lo que nos daría el colegio si cumpliamos normas y leyes;sobre el privilegio de ser alumnos de ese colegio;casi de noche regresé a casa, y muy feliz,aunque hambriento pues no llevé nada pal recreo,ya que solo había para el pasaje de ida y vuelta,me desaté a contar la experiencia vivida.

Pasaron los días y aparecieron los amigos,los menos amigos,las muchachas del Amparo,la Normal,y demás.

Precisamente, una de las muchachas de un colegio de cuyo nombre no quiero acordarme,que viajaba siempre en el mismo bus junto a una amiga,me atizó un golpe más que bajo,bajísimo;después de muchos días de viajar en el mismo bus y cruzarme con ella y su amiga,descubrí por un tercero allegado a ellas, "que la de pelo corto y huesito pica piedra en la oreja" está tragada de usted, hermano.Me causó solo curiosidad, y le comenté a este amigo mutuo, que la que me gustaba era su amiga, la de cabello largo,negro;fatal error el de revelar secretos amorosos que puedan ir en contravia de las ilusiones de una dama;conocí entonces,toda la crueldad que puede ser capaz de expresar una mujer desengañada.

Un día, mi compañero intermediario,me contó que las dos amigas querían que las esperáramos a la salida para charlar y ofrecernos unas boletas para un acto de su colegio;acepté inocente;nos encontramos el sábado siguiente en el parque Alameda y nos sentamos a charlar después de presentarnos;entre bromas,la del pelo corto,empezó a satirizar sobre su amiga y mi gusto por ella;se notaba dolida y decidí que lo mejor era marcharse y cuando ya parecía todo decidido,y luego de bromear por el tiempo que tuve retenida la mano de la de pelo largo al despedirme,soltó su golpe:!huy mijita,se la conquistaron con los pasos pintados!.Cómo así,? preguntaron entre risas su amiga y mi amigo.!no que él tiene los zapatos teñidos!.Aunque en verdad los zapatos empezaban a perder color y tornarse azulosos,no veía porqué ella debía saberlo;!y porqué lo dice!? !y no que la suela es blanca! .Sentí que la cara se me enrojecía y no supe que contestar;mi amigo y la del pelo corto con huesito pica piedra en la oreja,festejaron el descubrimiento con saña;la del cabello largo, negro,me obsequió una mirada de esas que se le dan a un perro al que le han quebrado una patica, y sentí que llegaría a quererla.
Superado el golpe artero,continué caminando mi primero de bachillerato,repintando de vez en cuando mis zapatos, pisando con ellos toda clase de líquidos y solidos con la esperanza de disminuir el color blanco de su suela,hasta ahumarla quemando papel periódico junto a ella,y acompañado ahora con una novia de cabello largo,negro, a quien nada le importaba el color de mis zapatos;tenía además la promesa de papá, que si ganaba el año, para segundo tendría mis zapatos negros originales.Recuerdo aquella novia y recuerdo aquellos zapatos;a ella cada vez que que saboreo un helado o cono de vainilla,su sabor preferido; a ellos cada vez que tengo la oportunidad de comprar zapatos; y al observar que esos recuerdos se empiezan a desteñir con el paso inexorable del tiempo,los repinto escribiéndolos;también recuerdo a esa amiga de mi novia,la de pelo corto y huesito pica piedra en la oreja,casi siempre cuando me machuco un dedo con un alicate o se me mete una chispa de soldadura por entre la camisa.