martes, 2 de diciembre de 2008

El studebaker de cenicienta

Gloria era una de las jóvenes más bonita de la cuadra o quizá la más bonita.Huérfana de padre y con una madre enfermiza y una hermana de pocos años que tenía toda la apariencia de una viejecita en miniatura y que sufría una enfermedad desconocida por los médicos ;su casa era un ranchito de dos cuartos,una pequeña sala y un trozo de patio.Los muchachos de la calle que empezaban a "jovenciar" se disputaban el atraer su atención en cada oportunidad;poco o ningún tiempo tenía Gloria para compartir el baile y las reuniones con las demás mujeres de su edad;siempre estaba ocupada en algún oficio que pudiera proporcionarle el sustento a ella y su familia.Su mamá se preocupaba por enseñarle los secretos de lo que había sido su oficio por décadas y que le había dado la mano cuando su esposo falleció;consistía en aprender a lavar toda clase de ropa, a aplancharla y el secreto mayor,el saber el arte de almidonar cuellos y puños de las camisas blancas que acostumbraban a usar los doctores dueños de las casas de los barrios de la "haig", donde ella había invertido años de vida trabajando como entrera,que así se llamaba a la mujer que realizaba todos los oficios de dentro de una casa.


Éste arte era muy apreciado por los patrones a la hora de dar trabajo;muchas mujeres de la clase popular trabajaban en las casas del centro pero con preferencia en los barrios como Juanambú,centenario,granada y San Fernando.




Gloria y más que nadie su madre veían en éste aprendisaje la oportunidad de conseguir un buen trabajo;empezó entonces a verse a Gloria partir muy temprano en la mañana hacia alguno de los barrios mencionados a ganarse el pan con el sudor de la frente, como decian que dijo el creador y como aun dicen que dijo.


Gloria jamás dispuso de tiempo para estudiar como no fuera hasta el segundo año de primaria,durante el trascurso del cual murió su papá viendose impedida de continuar.La barra de muchachos seguía a la espera de conocer quien sería el afortunado conquistador del amor de gloria, quién disfrutaría del sueño de su belleza.Era un momento casi sublime ver a Gloria llegar los sábados en la tarde cargada con cosas que compraba para su hermanita,su mamá y ella misma con el producto de su trabajo;contaba su mamá que los patrones estaban muy contentos con Gloria pues siendo tan joven,superaba a cualquier mujer mayor en habilidad para almidonar cuellos y puños de la camisa del señor,había aprendido el arte secreto del trabajo femenino popular.


Un sábado en la tarde,el desfile sublime de Gloria por la calle de barro en invierno y polvo en verano,fué reemplazado por el de un carro de ensueño,que solo conocían algunos habitantes del barrio y entre ellos más que nada la mujeres,pues eran comunes en los garajes de las casas donde trabajaban;era un carro gordito,lustrosos,con asientos de color crema que daban ganas de lamerlos.Llegó hasta la puerta del rancho de Gloria y familia;estuvo detenido varios minutos sin que ella se bajara;cuando lo hizo por fin,debió soportar el peso de las miradas de los vecinos;tomó sus paquetes sabatinos y se adentró en su rancho de prisa.


A partir de ese sábado,cada fin de semana ,el desfile del Studebaker era toda una ceremonia;el señor que lo conducía jamás se bajaba,nadie le podía ver de cuerpo entero.Los rumores de todo tipo no se hicieron esperar y así, cada vez que la mamá de Gloria llegaba a la tienda para hacer el mercado diario,las otras señoras guardaban silencio,un silencio incomodo.


Alguna vez, durante las visitas sabatinas del señor del Studebaker,un aguacero de esos de padre y señor mio,nos dió la oportunidad a los más pequeños,de ganarnos unos centavos;cuando el señor propietario encendió el carro para marcharse,se enteró que el pavimento se había puesto muy blandito y cuando aceleraba,patinaba y se hundía en el lodo;luego de mucho intentar,el hombre cruzó algunas palabras con Gloria y ella a su vez lo hizo con los cinco o seis muchachos que revolotiamos alrededor del carro, y nos pidió lo que ya esperabamos:que le ayudaramos a empujar el Studebaker hasta la calle diseñada como futura avenida,la cual tampoco tenía pavimento pero si una buena capa de rocamuerta,que permitiría al carro y su dueño escapar de la cárcel de barro;luego de lograr lo propuesto,el señor se marchó con su carro y Gloria nos entregó de su parte, una buena propina para cada uno por los servicios prestados.En adelante,el hombre se fué haciendo un visitante asiduo,que se bajó un día del carro y permitió exclamar a más de una vecina que !era un señor mayor que Gloria, pero simpatico!.


Un día de semana,llegó hasta el rancho de Gloria otro carro casi tan bonito como el studebaker,del que se bajó una señora muy elegante,que durante unos pocos minutos conversó con la mamá de Gloria y luego se marchó en el carro,que además tenía un hombre como conductor.A partir de ese día, Gloria dejó de madrugar, y ya no se le vió desfilar los sábados por la calle de barro o polvo, con sus compras de fin de semana,pero en cambio,el señor del studebaker ya no faltaba a su cita diaria y de fin de semana;en la tienda se filtró un rumor que hablaba de que la señora que había visitado la casa de Gloria, era nada menos que la esposa del señor del studebaker y patrona de Gloria, que le había comunicado "lo sinverguenza que era su hija,que había logrado embaucar a su esposo para aprovecharse de él y deslecharlo,creyendo que él le cambiaría a ella su esposa legitima, por una vulgar sirvienta"pero que ya se le pasaría el embeleco y la dejaría tirada para que despertara de su sueño.


El caso es que después de un par de años de visitas diarias,el señor del studebaker, mientras se tomaba una cerveza en la tienda, anunció que "si sabian de alguien interesado en comprar la mejora de Gloria,les avisaran" pues ella ,su hermana y mamá se irian a vivir con él a un barrio mejor.


Y Gloria, su hermana y su mamá se marcharon del barrio hacia una vida mejor y los jóvenes de la cuadra se quedaron con sus sueños truncos de disfrutar la belleza de gloria, y los habitantes de mi ciudad sin distingo de clase,continuaron su búsqueda diaria de aquello que necesitaban para ser felices y sobrevivir,aún en lugares donde los cánones indicaban que no debería hacerse.











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