jueves, 1 de octubre de 2009

¿CON DOLOR O SIN DOLOR?












Mi papá le dijo un sábado a mamá:vista el niño que lo voy a llevar al centro.Escuchar eso era para mí de lo más emocionante ya que implicaba ponerme la ropa que me habían comprado hacía ya varios meses,los zapatos de cuero,prendas que solo teníamos para fin de semana o alguna ocasión especial, y además mi papá me peinaría con esa "mota" que tanto me gustaba y que él acondicionaba con un producto de su uso personal:la brillantina,un líquido algo viscoso de un agradable olor.




Yo sentía que papá experimentaba un cierto orgullo al tomarme de la mano y caminar juntos por diferentes sitios del barrio o la ciudad.Quizá por eso se esmeraba tanto en arreglarme y acicalar me y yo feliz de acompañarle.Papá escondía tras su voz fuerte y autoritaria y su disciplina exigente,una ternura inigualable,que disimulaba, pues la época y sus costumbres,no recomendaba demasiado las expresiones de ternura en los hombres.




Salimos a esperar el bus que pasaba a muchas calles de distancia;al hacer su aparición y detenerse junto a nosotros,una nube de polvo nos abrazó y yo sentí que casi todo se quedaba pegado a mi pelo,aunque papá me cubría con su cuerpo.




Durante varios minutos recorrimos calles y calles de mi ciudad, que se presentaba a mis ojos inmensa, con muchos sitios para descubrir;llegamos a una calle céntrica,nos bajamos y empezamos a caminar;pregunté :¿a donde vamos papá? .Vamos a un sitio que le va a gustar,espere y verá!,me dijo.




Llegamos hasta un parque,junto a una iglesia;en sus alrededores,diferentes personas ofrecían cosas a los transeúntes;me llamó especialmente la atención un hombre que a cada momento metía su cabeza dentro de una bolsa de tela negra, mientras alguna pareja se ubicaba al frente de él y seguía sus instrucciones;pregunté a papá que qué hacía ese hombre y entonces papá me dijo:es un fotógrafo,ahora le pregunto a ver si podemos tomarnos una foto.




La emoción fue indescriptible en mí;estaba apunto de descubrir un acto mágico que guardaría por siempre en mi memoria y además mi papá disipó mis temores al asegurarme que no sentiría dolor alguno.




Luego que el hombre despachó a sus clientes, papá conversó con él,al parecer negociando el precio de la foto;papá me llamó junto a él,puso su brazo alrededor de mi cuello y me indicó que no me moviera, que solo mostrara una sonrisa;la sonrisa tuve que sostenerla durante bastante rato,hasta que al fin el hombre salió de entre la bolsa negra y dijo:listo!.




Papá me llevó hasta un banco del parque y me dijo que tendríamos que esperar un rato para que nos entregara la foto;al cabo de un rato largo y tras ir y venir de su máquina hasta una maleta que tenía sobre unas cajas,el hombre de la fotografía le hizo señas a papá para que se acercara;mi papá observó la foto detenidamente y sacó alguna plata del bolsillo y se la entregó al hombre;papá se juntó a mí y me enseño el milagro:ahí estábamos los dos sonrientes, copiados con una exactitud que yo no lograba comprender cómo era posible de realizar si el hombre estaba por lo menos a unos tres metros de nosotros y nunca nos tocó.Papá trató de explicarme un poco,pero al final,la felicidad de llevar esa foto a casa y mostrarla a todos,le quitó toda importancia a la explicación posible del fenómeno.




Luego papá me acercó junto a un hombre que tenía un instrumento que al manipularlo producía música, y lo mejor de todo era que la contribución que voluntariamente hacían los ciudadanos, la recibía un mono pequeño,encadenado al instrumento musical.




Al regresar a nuestra casa,mi mamá y hermanas me preguntaron donde habíamos estado y yo conté hasta la saciedad la experiencia vivida y mostraba orgulloso la foto.Ante los reclamos de mis hermanas, papá prometió que luego serian ellas las invitadas a ese mismo paseo.




Pasaron muchos días y la oportunidad de volver a aquel parque se presentó aunque en condiciones muy diferentes;una noche ,noté que mi papá tenía muy descompuesto el rostro,reflejaba un malestar tremendo y mamá se esmeraba en la cocina preparando algunas plantas para realizar emplastos e infusiones;al acostarme,escuché a mi mamá preguntarle a papá si sentía algún alivio;comprendí que papá sufría un tremendo dolor de muela.Al despertar al día siguiente,noté que papá no había ido a trabajar;mi padre preguntó a mi mamá cuánta plata había y mamá le contestó:!están los diez pesos de el mercado!.!Présteme aunque sea cinco, a ver si logro que me saquen ésta puta muela porque no aguanto más! ¿Y a donde va a ir? preguntó mamá.!Al parque Santa rosa!.lleve el niño para que le acompañe,insinuó mamá;!bueno, vístalo pero rápido!.




De nuevo la alegría para mí, aunque sentía que papá distaba mucho de estar tan predispuesto como el día aquel de la fotografía.Durante el trayecto en el bus, papá suspiraba ansioso y al llegar nos bajamos presurosos;aunque íbamos a un sitio muy cercano al parque, solo pude vislumbrar de lejos al fotógrafo y al mico con el organillero, pues papá buscó ansioso una pequeña oficina al frente de dicho parque;al llegar ,papá se detuvo a leer un pequeño cartel a la entrada, y arrugó un poco el entrecejo;el hombre que salió a nuestro encuentro tenía puesta una especie de camisa larga, blanca y le preguntó a papá:¿se va a sacar una muela?. si señor! respondió papá;¿con dolor o sin dolor? preguntó el hombre.!pues con dolor! dijo papá;no me alcanza para más!




Tan difícil de entender como el procedimiento para hacer la foto,me pareció aquello de que para poder tener los dientes en buen estado y comer, había que gastarse casi toda la plata de la comida! y admiré,tiempo después más aun a papá,que anteponía nuestro bienestar al suyo y decidía ahorrar aunque eso significara dolor fisico extra para él.Tenía yo la esperanza que quizá librarse del dolor que le atormentaba, fuera para papá tan mágico, como fué para mi verme repetido en un trozo de papel.