


Pasaron los meses y la gente de la cuadra sabía que Chepe y la hija de don Pedro eran novios y se veían en el parque y se comentaba que seguro seguían jugando al papá y a la mamá, aunque el papa y la mamá de ellos parecían no saberlo.
Un sábado,los muchachos más grandes estaban jugando un partido en la calle y algunos vecinos les miraban y hasta se divertían con las jugadas y caídas,cuando de pronto, desde la casa de don Pedro se escucharon gritos y palabrotas de él, y llanto de su mujer;casi inmediatamente, salió don Pedro sin camisa y con una peinilla en la mano,y como un rayo se dirigió hacia el sitio donde Chepe,sentado,veía jugar.Éste, prevenido por los gritos anteriores,se puso en pie y corrió a coger las piedras que oficiaban de portería,y con una en cada mano se enfrentó a don Pedro, que gritaba y lanzaba insultos como loco.
Algunos de los vecinos le trataban de convencer para que no fuera a cometer una bestialidad y él respondía que "iba a matar ese hijueputa,que le había perjudicado a su hija".Un buen rato pasaron don Pedro y Chepe, uno frente al otro,separados por unos metros y temerosos el uno de las tremendas rocas y el otro de la peinilla,insultandose.Ante las injurias de don Pedro,Chepe le aseguraba que el "pensaba responderle a la pelada",pero que así braviado,ni puel putas.
Al final,no se sabe si por los ruegos de la esposa,los gritos de la hija,los consejos de los vecinos o el tamaño de las rocas,don Pedro se metió a su casa,Chepe cogió para la avenida y el partido se acabó.
Al final,no se sabe si por los ruegos de la esposa,los gritos de la hija,los consejos de los vecinos o el tamaño de las rocas,don Pedro se metió a su casa,Chepe cogió para la avenida y el partido se acabó.
La vida en la calle continuó, y poco a poco, Chepe se fue acercando más y más a la casa de don Pedro,que veía mejor esa relación que parecía crecer a la par con la barriga de su hija.Chepe consiguió trabajo de mensajero en la oficina de un abogado en el edificio Zaccour y terminó viviendo en la casa de don Pedro,respondiendo por su hijo y de paso mejorando la economía de la casa,pues los mercados eran más grandes. Al parecer todos habían salido ganando,menos don Arturo, el de la tienda,pues de la casa de don Pedro no volvieron a fiar.Luego de nacido el niño,se empezó ver a don Pedro, cargandolo después que lo bañaban, al niño,en el antejardin de su casa,viendo los partidos de los muchachos en la calle,dándole de vez en cuando alguna voz de aliento a su yerno,Chepe,mientras los vecinos comentaban en voz baja que "a don Pedro, el nieto lo había aguevado,lo tenía chocho y le había mermado su naturaleza violenta".El caso fue que la vida se encargó de poner las cosas en su justo lugar,incluida la naturaleza,y deshizo en mí la confusión,pero despertó al tiempo la manía de en los diciembres, ir a las novenas de navidad,no tanto para rezar y recibir bananas,sino para pasar la mano por el musgo del pesebre.