

Camino a la escuela había una casa en la que vendían helados por una ventana;coco,maní,mora,guanábana y unos de leche que no me gustaban porque los hacían,pensaba yo,con los sobrantes de los teteros de leche Klim de algún niño de la casa.Los dueños de casa,la señora seguramente,se había ideado una estrategia de comercio que le funcionaba de manera extraordinaria:alguna vez,a algún afortunado,el palo del helado le salía con una señal,como un pequeño sello,que le concedía el derecho a reclamar otro helado.
A mi nunca me había salido premiado el palo,pero yo iba a esa casa con doble ilusión:salir premiado y comer gratis algún helado y ver a la hija de la señora,que gustaba más que los helados gratis.Era bonita,para mi y otros amigos,aunque no faltaba quien pensara que teníamos un gusto por las cosas raras.
De tanto ir a la casa de los helados,terminé por descubrir que la hija de la señora estaba en cuarto B, el mismo salón en el que estaba yo y me dí a la tarea de averiguar en que pupitre;cuando logré averiguarlo,empecé a buscar la forma de convencer a uno de los compañeros que lo ocupaba,para que cambiáramos de puesto;la cosa fue fácil,pues al que le tocaba en el medio le ilusionó el cambio pues yo ocupaba uno de la orilla y eso era muy apetecido por muchas razones.
Después de lograr el cambio y con mucha ilusión,empecé a dejarle papelitos como "olvidados" en el pupitre pues ya sabía su nombre.Pasaron varios días y no encontraba jamas respuesta;días después sufrí un poco de desilusión pues me enteré que otro compañero de cuarto A, era el afortunado por quien la niña se sentía atraída y les habían visto charlando detrás de la iglesia que quedaba junto a la escuela,cuando ella salía de clase y antes que entráramos nosotros;posteriormente confirmé todo personalmente,cuando descubrí,que curiosamente,a aquel compañero,el palito del helado le salía premiado muy seguido.
Pese a todo no me desanimé y arrecié mi lucha por la conquista y entonces me atreví,jugandome todo, hasta la suspensión o castigo del rector,a grabar en el pupitre un corazón atravezado por una flecha con mis iniciales y le pinté de rojo y azul con el bolígrafo.El efecto fue tan productivo como la estrategia para la venta de helados;aparecieron los primeros papelitos averiguando como me llamaba y se inció un juego delicioso para que ella supiera quien le escribía papelitos con dibujos de rosas y corazones,informándole que era un asiduo comprador de helados,como única pista.
Pasado un tiempo,ella logró descubrirlo y al parecer no le disgustó lo encontrado,pues a los pocos días,el palo de mi helado apareció para mi sorpresa con el sello del premio.A partir de ese día,el compañero de cuarto A dejó de comer helado gratis y se fue alejando poco a poco de la casa.
Yo no cabía de felicidad y la ilusión se hizo mayor cuando un día al salir de la misa obligatoria de los domingos,nos quedamos charlando detrás de la iglesia y logré coger su mano y darle un beso,después del cual nos quedamos en silencio,sorprendidos los dos sin saber que decir o que hacer.El tiempo fue pasando y durante una charla en alguna escapada,de esas que se lograban diciéndole a los papás que tenían que hacer una tarea con algún compañero,me contó que quien hacía los helados era una tia solterona que vivía con ellos y que esa tía se encargaba también de colocar el sello en los palitos y ponerlos en los helados;por esa razón,valiéndose de que la tia le hacía cuarto si le caía bien el muchacho,ella podía escoger a quien le saldría premiado el helado.Casi finalizando el año de estudio,mi novia me contó que su tia estaba como enferma de los nervios o de la cabeza,pues se levantaba tarde en la noche a preparar helados o a abrir la ventana para empezar a venderlos y la mamá o el papá debian convencerla de que no eran horas para esos menesteres;también me contó que su tía un día le había dicho riéndose que !cómo sería echarle algo a uno solo de los helados como por ejemplo una hormiga,un cucarrón o hasta un poquito de veneno para ver a quien el tocaba ese premio alternativo al del palito sellado.Mi novia lo tomaba todo a risa y se divertía mucho con la idea de su tía.
Al iniciar el quinto de primaria,empecé a notar que mi novia evitaba escaparse para que nos viéramos detrás de la iglesia o nunca salía a entregar los helados a los compradores y lo más especial,ya no me salía premiado tan seguido el palo de mi helado;sumado a ésto,se inscribió en los boy scout que se estaban formando en la escuela y empecé a verla muy animada en las prácticas de marcha,especialmente cuando lo hacía junto a un compañero de otro quinto,que había llegado de otra escuela porque era repitente.Mi novia terminó nuestra relación y se dedicó a su boy scout y yo decidí no volver a comprar helados en esa casa,no por despecho,que vá,sino quizá por temor o porque guardaba la secreta esperanza, que la tia de mi ex llevara a cabo su sueño de un premio alternativo y yo deseaba de corazón, que el premiado fuera otro.