lunes, 28 de noviembre de 2011
PRIMERA COMUNIÓN
\La verdad la llegada de ese dia no me ilusionaba especialmente,quizá solo a mi mamá la ilusión le rondaba.Ya había pasado el dia mas dificil que era el de la confesion pues yo no encontraba pecados para confesar y al final habia logrado confeccionar una especie de prontuario en el que incluí el robo de una bolas de cristal a uno de mis amigos,un trompo,pero ante la insistencia del cura sobre la existencia de pecados mas graves me vi obligado a incluir el "abuso de mi cuerpo" que mas tarde supe se llamaba masturbacion,pecado casi capital y que podia acarrear el tener como destino el infierno o convertirse en un idiota,aunque la verdad poco o nada me importaba pues despues de practicarla estaba seguro que ya habia conocido el paraiso y si era por lo de idiota,pues bien valia la pena convertirse en idiota.
Mi papa habia logrado hacer coincidir el recibo de la prima de junio con este acontecimiento y gracias a ello yo tendria vestido entero de dacron,zapatos nuevos y podria invitar a la mayoria de mis amigos de la cuadra a un desayuno con chocolate,pan , mantequilla y rodajas de mortadela,es decir,todo un banquete,la última cena,literalmente.
Luego del desayuno y despues de que se marcharan mis amigos,empezaron a llegar los familiares,cada uno con algún pequeño detalle para mi;de todos los que llegaban a casa,esperaba con especial atencion a un primo varios años mayor que yo ,el cual tenía una bicicleta monark de turismo,con la que yo me habia soñado muchas veces.
El primo llegó y yo no tardé mucho en pedirle que por favor me dejara dar una vuelta a la manzana en su monark;él accedió pero mi mamá intervino y negó el permiso pues adujo que esa n o era fecha para andar montando bicicleta.Yo quede bastante triste y a partir de ese momento la fiesta de mi primera comunion perdio todo interes.
Pasadas unas horas y ante mi gesto de apatia,una vecina me dijo que si queria,pasara por su casa y le dijera a su esposo que me prestara el triciclo de su hijo que tenia como mi edad y se encontraba de paseo donde los abuelos.Pedi permiso de nuevo a mi mama y esta vez ella accedio pues el triciclo era un vehiculo mas infantil y su uso no implicaba mayor ofensa para la celebracion.
Me encamine hasta la casa de la vecina en cuestion;llegue hasta la puerta y llame timidamente sin recibir respuesta;observe al final del corredor de la casa el ansiado triciclo,empuje un poco la puerta y el corazon me dio un vuelco pues estaba sin cerrar completamente.Espere unos minutos luego de tocar de nuevo y no recibor respuesta alguna para decirme a entrar.Lo hice y me diriji directo hasta donde se encontraba el ansiado triciclo;pase frente a una puerta que daba a una habitacion y al hacerlo escuche como respiraciones agitadas y la voz queda de una mujer que parecia suplicar por algo:como todo nino,curioso,me acerque a la puerta que estaba algo entreabierta y entonces si que mi corazon no solo dio un vuelco sino que parecia querer salirse de mi cuerpo;el esposo de la vecina,tenia la mitad de su cuerpo desnudo de cintura para abajo,con sus pantalones hasta sus pantorrillas,acostado encima de una mujer que era inqulina de esa misma casa y que tenia su vestido recogido hasta el pecho y cubria su denudez con el cuerpo del hombre,que se mecia acompasado sobre ella,como tratando de fundirla y hacerla una sola con el colchon.Me quede paralizado unos instantes,justo hasta el momento en que movidos por no se que fuerza oculta,los dos personajes de la vision enfocaron su vista hasta mi,incorporandose presurosos mientras me llamaban,imagine yo que para hacerme parte de su juego,que a mi me causaba algo asi como angustia o desazon.Sali corriendo de la casa en direccion a la mia a la que llegue con la respiracion agitada hasta cuando la vecina me pregunto si no habia cogido el triciclo y entonces yo simulando tranquilidad,le dije que no habia ido porque era mejor no hacer cosas que ofendieran a jesus en ocaciones como esa de la primera comunion.
El resto de la jornada lo pase en silencio,lo que fue motivo de mas de una broma de vecinos y amigos,como la vecina del triciclo,que insinuo que yo parecia mas bien asustado que feliz de haber recibido a jesus.
En la noche,los adultos se reunieron en mi casa,para reir,beber algo y bailar con el pretexto de mi celebracion;entre todos estaban la vecina del triciclo,su esposo y su inquilina,que en medio de risas y bromas,me prometieron regalarme en algun momento del futuro, un triciclo bien bonito.
Paso el tiempo, y los vecinos nunca me regalaron el triciclo,pues la inquilina tuvo un nino, y en esa casa todos se volcaron hacia el,y de regalos a otros ninos ni se hablaba,pues todos decian que ese nino no tenia papa y que, que pesar;yo tambien empece a pensar que tenian razon y ademas ya habia crecido lo suficiente para empezar a pensar en una bicicleta y olvidarme de triciclos y de historias relacionadas con el.
jueves, 2 de junio de 2011
POR LOS TEJADOS
Los pasos sobre los techos de las casas eran algo que se habìa convertido en parte de los sonidos de las noches de nuestro barrio.
Los vecinos comentaban entre si durante el dia las acciones que habian llevado a cabo cada uno durante esta o aquella noche en la cual los amigos de lo ajeno habian caminado sobre su tejado.A pesar de las condiciones dificiles de la economia,en cada casa no faltaba un pequeño radio como minima posesion para la comunicacion con el mundo nacional y hasta internacional y era a su vez objeto de deseo de los ladrones.
Junto al radio,la plancha o alguna olla mas cuidada que las otras,eran las posesiones preciadas de los habitantes del barrio.
Nuestra casa y sus enseres no eran muy diferentes a los de los demas habitantes de nuestra calle,nuestro barrio;teniamos un pequeño radio philips,un reloj despertador de doble campana,una pequeña plancha para la ropa y en las paredes de la sala colgados los retratos de las primeras comuniones de mis hermanas y yo junto a unos gobelinos muy chics y elegantes que no supe nunca de donde habian llegado hasta nuestra casa;ellos representaban figuras de fieras salvajes,uno de ellos a un imponente leon y el otro a dos jirafas.
Nuestra puerta principal era de madera y no representaba un gran obstaculo para quien decidiera violentarla, solo nos protegian la actitud de nuestro padre,siempre alerta durante las noches a pesar de su cansancio producto del trabajo arduo, y las oraciones de mama. La mañana de un domingo cualquiera,nuestro padre se levantò como de costumbre primero que todos nosotros para hacer algo que le gustaba mucho:preparar un desayuno especial aprovechando que el dia sabado recibia el salario semanal;su menµu preferido era "pericos con tostadas de platano y chocolate",y para nosotros sus hijos era toda una fiesta cuando percibiamos desde la cama el olor inconfundible de los huevos revueltos con cebolla y tomate revolcandose en el sarten.
Aquel domingo fuè especial pues ya despiertos en la cama no percibimos los aromas esperados en cambio escuchamos la exclamacion de papà dirigiendose a nuestra madre:!mija,se metieron los ladrones!;como resortes mis hermanas,mama y yo saltamos de la cama y salimos a la sala para encontrarnos con nuestro padre que contrario a lo esperado,con una son risa nerviosa nos informò de los enseres perdidos:el radio,la plancha,los gobelinos chics y el reloj despertador de dos campanas.tambien nosotros reimos,contagiados por papà y solo pasados algunos minutos luego de revisar que mas se habian llevado los cacos,acto innecesario pues solo nos quedaban las cobijas y nuestra escasa y apreciada ropa,tomamos conciencia que toda nuestra fortuna habia desaparecido.
A partir de ese suceso,nuestra vida sufrió alteraciones importantes;deambulabamos por nuestra casa sin saber en que invertir ese tiempo que antes empleabamos en escuchar las noticias o las radionovelas de misterio, de intriga o los novelones de amor y dolor;tambien nuestra ropa empezó mostrar los signos de la ausencia de la plancha y nosotros y nuestros padres empezamos a vivir los sobresaltos al escuchar a papa decirle apresuradoa nuestra madre:!mija, nos cogió el dia! cuando el canto de algun gallo en un solar vecino no lograba reemplazar a nuestro reloj de doble campana.Por suerte,perteneciamos a esa clase social acostumbrada a perder hasta lo que nunca habia llegado a tener y a soñar con lo que quizá nunca tendría y entonces nuestro espiritu se encontraba siempre dispuesto para nuevas luchas,para volver a empezar;y volvimos a empezar y cuando ya nos acostumbrabamos a despertar juiciosos con el canto de algun gallo en un patio vecino,a poner los uniformes debajo del colchon para quitarles las arrugas y reunirnos en las tardes y noches en el patio a contar historias de aparecidos reempazando las radionovelas,un dia papá llegó con la noticia de que en la fábrica le prestarian plata para compar alguno de los enseres perdidos;sometido todo a votacion,por unanimidad,se decidió que el radio era lo mas necesario y entonces papá aparecio un dia sabado con un Neuyorker de ojo magico que se iuminaba cuando la emisora era sintonizada correctamente.Volvimos a reunirnos al rededor del radio como seguramente lo hicieron los primitivos al rededor de un fuego y volvimos a escuchar a Chan li po y demas personajes de las novelas y noticias,mientras los mas pequeños empezabamos a soñar con el momento en que pudiesemos ver a aquellos seres que imaginabamos se encotraban dentro de la radio;de todos ,papa fue quien salio menos favorecido pues en el nuevo radio no se podia sintonizar ni a la voz de los estados unidos ni a radio habana,pero ese equilibrio anterior habia sido roto pues si se escuchaba al "capitan silver" quien se encargaba de combatir el comunismo en el caribe,desde su pequeño barco el lobo del mar;papa busco el equilibrio consiguiendo gramma,el periodico de la revolucion cubana y todo pareciò volver de nuevo a la normalidad y de vez en cuando,escuchabamos tarde en la noche o el amanecer algunos pasos en los tejados recordandonos que nuestra fortuna siempre estaria amenazada.
domingo, 1 de mayo de 2011
TODO TIEMPO PASADO......FUÉ MEJOR,?
"Ya no hay guapos como antes,
ya desaparecieron;
De puñal o puño limpio,
sin mansalva,sin encierro,
solo asesinos a sueldo o muchachitos fijeros.
Ya no hay guapos como antes,
los mas ya se murieron,
los menos ya son abuelos"
Al "papi" lo respetaban en las calles del barrio por su habilidad para el futbol,capacidad para los puños y su actitud siempre respetuosa hacia las demas personas.
Nunca abusaba de esas sus capacidades fisicas para imponerse sobre los demas,aun en un barrio donde precisamente,los débiles eran victimas predilectas de los malvivientes.
Gozar de respeto y hasta admiracion,era contradictoriamente motivo para que otros individuos de igual reputacion,se plantearan buscar el desafio para luego de vencer al mas respetado de determinada cuadra,sus dominios se vieran expandidos.
A esta situacion se vio abocado el "papi",pues otro sujeto de cartel,habitante de un barrio mas refundido de las zonas populares,hizo su aparicion un dia,de forma taimada.Llego pididendo chico para jugar en un partido que se habia organizado en la cuadra;algunos ya conociamos de las andanzas del sujeto y presentimos al igual que el "papi",que el partido se trasformaria en algo menos agradable de lo que se acostumbraba;no se brindaria con gaseosas pagadas por los perdedores,no nos sentariamos sin camisa sobre los prados de los andenes a comentar las incidencias del encuentro,pero no se podia evitar el destino.
Todo en apariencia estaba bien hasta que el "papi" realizo una de sus jugadas predilectas,pasar el balon por entre las piernas de un contrario,con el agravante que esta vez el "agraciado" fue el sujeto llegado de otra manada;el hombre no soporto el agravio y respondio con una patada llena de mala intencion;"papi" y el contrario intercambiaron insultos y amenazas hasta que el extraño lanzo el desafio: !nos vemos por la tarde detras de la escuela!.
Alli,junto al lugar donde acudiamos para buscar hacernos mas civilizados,nos reunimos para realizar uno de los actos mas ancestrales de la raza humana:ejercer el poder fisico sobre otros individuos de su misma especie.
El extraño llego acompañado como era de esperarse,por un grupo de amigos e incondicionales.
Ambos contendores se despojaron de sus camisas y empezaron a danzar uno frente al otro,buscando el momento preciso para descargar un golpe que ojala lanzara al contrario al suelo y le informara de la superioridad de su oponente.El golpe llego de improviso y lo propino el "papi" en el higado del contrario que se retorció de dolor y fué incapaz de continuar el combate.No hubo mas insultos ni alardes de supremacia por parte del "papi" que se limitó a buscar su camisa y a emprender el regreso a nuestra calle,seguido por sus orgullosos compañeros de aventuras.
Así trascurrian los dias en nuestras calles donde algunos trabajaban durante la semana,otros estudiabamos y los menos,deambulaban sin rumbo hasta que llegara la noche y todos nos reunieramos en la esquina a repasar las cosas que nos habia deparado el dia.
Pasados algunos años,el "papi" que ya había engendrado dos pequeños hijos y era un juicioso hombre de hogar,debió de afrontar una situación semejante a la ya narrada,cuando un jovencito que podia ser su hijo por su extrema juventud,le desafió sin que mediara motivo alguno,a "mostrar lo varon que era";fiel a su tradicion,el "papi" buscó convencer al muchacho de lo estupido de su actitud y de lo inutil de la confrontacion,pero solo recibió como respuesta algunos insultos y un disparo en el pecho que por poco le quita la vida.
El "papi" logró recuperarse pero su salud quedó tocada para siempre limitandole para trabajar y continuar la lucha por su familia;caro pagó el haber traspasado con su fama de guapo,el umbral que divide los tiempos de la barbarie y los de la civilización y la modernidad
miércoles, 6 de abril de 2011
LAS FLORES DEL MAL
Mientras mamá lavaba nuestra ropa en el lavadero de la casa de inquilinato,nuestra hermana mayor se ocupaba de colaborar en el cuidado y distracción mia ya que era el más pequeño.Para facilitar la labor de mi cuidado,nuestro padre había construido un cajón con las tablas que le habian regalado en la fábrica,sobrantes de los embalajes en los cuales llegaban las materias primas y/o herramientas importadas desde paises en el otro lado del oceano;mi cajón obstentaba entonces letreros en pintura negra y en idiomas desconocidos y misteriosos.
Nuestra madre repartía su tiempo en jabonar una cantidad de ropa,ir hasta la cocina a revisar las ollas y el estado de su contenido,regresar a enjuagar la ropa, estenderla en los alambres del patio y vuelta de nuevo a la cocina. Yo,Como todos los niños del planeta,creo, lloriqueaba y pedia atención continuamente,la cual me proporcionaba segùn su capacidad,mi hermana mayor quien solo contaba con cuatro o cinco años;carritos de madera,muñecos de trapo,y cualquier cosa que calmara mi llanto iba a parar al fondo de mi cajón.
Un dia cualquiera,mi salud empezò a dar motivos de preocupación,ya que el vomito y una diarrea estomacal me acompañaron durante varios dias seguidos;los remedios caseros y los medicos no lograban controlarlos,hasta que un vecino,frustado medico,indicò que lo mio era una infección intestinal y con un fraso de estraptomana logró mi recuperación.
Lo mejor de todo fué que aquella especie de "mèdico a palos", se dedicò a buscar la causa de mi infección hasta descubrir que no era otra cosa que las flores de un árbol de resucitado junto al que se colocaba siempre el cajòn de mi cautiverio para aprovechar la sombra que proporcionaba y del cual mi pequeña hermana tomaba sus flores y me las entregaba al haber descubierto que su colorido y sabor dulzón lograban el milagro de calmar mi llanto.Al árbol como a mi hermana se les perdonò su falta,pero mi cajón se empezò a ubicar lejos de la sombra y las flores del resucitado.El tiempo ha pasado y durante su trascurso he disfrutado el almibar de algunas otras flores,que como aquellas de la infancia calmaron mis angustias y tristezas y que si me han hecho daño,estoy seguro que igualmente,lo hicieron sin intención.
miércoles, 2 de marzo de 2011
INSOPORTABLE INFINITO
El primer año de primaria lo había hecho en un colegio privado pues mis padres no lograron un cupo en la escuela pública a pesar de sus madrugones desde las cuatro de la mañana para hacer la cola respectiva.Lo de privado,era un decir pues aunque lo gestionaban particulares que cobraban mensualidad,carecía de las más mínimas comodidades,es decir, estaba "privado" de ellas.
Para el segundo año la suerte nos sonrió,o quizá madrugaron más mis padres y logré ingresar a una escuela que me encantó;tenía dos plantas,servicios sanitarios en ambas,mosaico reluciente,aseadoras,patio grande,jardines laterales,en suma,algo fuera de lugar;tiempo después supe que se había construido gracias a la colaboración de naciones extranjeras,quienes además proporcionaban leche,queso y pan,que se entregaba a los alumnos cada día después del recreo.
Además de las comodidades mencionadas,encontré un profesor a quien en forma particular recuerdo con cariño y gratitud por su paciencia,buen genio y sonrisa permanente;se llamaba Marco Tulio Oviedo.Desde el primer día de clase supe que me había tocado un ser especial para ayudarme a salir del socavón oscuro de la ignorancia, aunque yo,lo confieso,me resitiría.
Llegó con su traje gris,su corbata azul,se ubicó en una esquina de su escritorio,subió una pierna en él y empezó por pedirnos que nos presentáramos;colocó luego sus útiles personales sobre el escritorio entre los que sobresalía un regla de madera de casi metro y medio de largo,que nos causó la impresión acostumbrada pues bien sabíamos para que se utilizaba;ésta vez, el profe Oviedo nos informó que estábamos equivocados al ver nuestra expresión:"esa regla es solo para señalar puntos muy altos en el tablero",nosotros sonreímos,creyendo poco,pero el tiempo nos mostraría que estábamos equivocados pues el profe no era un convencido de que la letra con sangre entraba.
Personalmente descubrí lo benévolo del carácter del profe Oviedo;un día cualquiera,al enseñarnos sobre los números naturales,al final de sus explicaciones,nos preguntó sobre dudas que pudiéramos tener o algo que no estuviese muy claro;ante el silencio del grupo,levanté la mano para expresar mi incredulidad sobre un dato en particular:el carácter infinito de los números;yo no concebía tal afirmación,para mi la eternidad era inaceptable además de aburrida.
El profe,con su sonrisa de cada día me instó a tomar un número cualquiera y a multiplicarlo de la misma manera,por uno cualquiera,diferente a cero y uno;el resultado fue claro y entonces me dijo que podría hacerlo así las veces que quisiera para comprobar lo infinito de los números.
Me fui a casa,acongojado más por mi inconformidad que por las burlas de mis compañeros a quienes yo consideraba solamente unos cobardes que aceptaban todo de la manera más fácil sin tener el mínimo valor de cuestionar lo que escuchaban.En casa,me puse a anexar números a uno previo,a multiplicar y multiplicar hasta que las hojas arrancadas a mi cuaderno se terminaron y llegó la hora de acostarse.
Al día siguiente,en un alto en medio de las clases,el profe me preguntó si había aceptado al final,lo infinito de los números;los compañeros rieron con gusto,el profe pidió silencio y yo respondí que había hecho varias pruebas hasta que llegó la hora de acostarme y que no había logrado encontrar el "último número";entonces el profe me preguntó sobre la conclusión que me quedaba de esa experiencia;seguramente todos esperaban mi rendición,pero no fué tal,pues de la manera más descarada le expliqué mi conclusión:!los números no son infinitos,lo que nos falta es tiempo para seguir buscando su fin!.El profe sonrió y me dijo:ya lo encontrarás!,los compañeros,como cosa rara,ni rieron ni nada.
Pasaron los años y me gradué en la primaria,con "accésit" incluido y varias salidas al homenaje a la bandera;nunca supe más del profe Oviedo,pero igualmente nunca lo olvidé;imposible olvidar a alguien que jamás descalificó mi búsqueda "del fin del infinito";ahora,después de décadas,no me sigue gustando la eternidad,aunque ya invierto menos tiempo en multiplicar números,ya llegará su fin,aunque no lo busque.
miércoles, 2 de febrero de 2011
EL COLOR DE LOS ÁNGELES
Los inviernos eran seguros y constantes;cuando llegaban,el patio de la pequeña casa se volvía un lodazal.La casa tenía solo tres piezas una pequeña cocina, ese patio de barro,un bombillo amarillento en el corredor.
En una de las piezas vivía una pareja sin hijos,negros ambos.La mujer vendía por las calles un día plátanos,otro chontaduros y hasta pescado,siempre colocando la mercancía dentro de un platón metálico que colocaba sobre un trapo rojo enrollado en su cabeza;el hombre salía muy temprano a rebuscarse descargando camiones en la galería central.
Mis padres,mis hermanas y yo,ocupabamos las otras dos piezas.Solo mi hermana mayor estudiaba y mi otra hermana y yo pasábamos los días jugando y ayudando en alguna labor de la casa.El trabajo de mi padre no era muy rentable,como casi todos los que realizaban las personas de nuestra clase;su salario apenas alcanzaba para el arriendo,los servicios y algo de alimentacion;a mi padre le pagaban cada sábado y era una constante que al llegar el día viernes,en el pequeño cajón de madera que oficiaba de alacena,solo habían algunas tiras de cebolla marchitas y unos pocos granos de arroz esparcidos sobre sus tablas.En esos viernes eternos,a mi hermana no la mandaban a estudiar pues a nuestros padres les parecía muy duro que un niño pasara tantas horas en la escuela sin probar alimento,entonces los tres nos entreteníamos jugando por la casa o sobre alguna cama con las almohadas mientras mamá cosía y recosía algún pantalón de papá o mio,o alguna bata de mis hermanas.Generalmente,nuestra energía para los juegos disminuía después del medio día y entonces nos divertíamos acostados en las camas,colocando la oreja sobre el estómago de uno de nosotros para escuchar el ruido que hacían nuestras tripas y reírnos,sin ser consientes de la angustia de mamá que nos miraba y suspiraba.
Un viernes de aquellos,mientras transcurría la rutina habitual,escuchamos al inquilino que siempre regresaba más pronto que su mujer,haciendo algo en la cocina y nos llegaba el ruido y el olor de la manteca caliente;el olor característico de la manteca donde ya se ha freído algo con anterioridad,no nos permitía concentrarnos en el juego ni a mi mamá en su tarea de coser por enésima vez una de nuestra medias;el saber que debíamos esperar a la llegada de papá,más allá de las siete de la noche para que mamá fuera hasta la tienda y comprara algo para cocinar,nos llenaba de más desaliento que el que ya nos producía el largo día sin probar alimento.
Cuando más desaliento teníamos y ya ni jugábamos,apareció el inquilino negro,cubierto por una eterna camiseta amarillenta,con una olleta en una mano y un vianda metálico en la otra,y desde la puerta ofrecía ambos utensilios a mi mamá y le decía:!tenga vecina,pa'que los muchachos calmen la fatiga!
Mi madre los recibía con agradecimientos y luego nos hacía sentar en circulo,nos ponía algo de la aguapanela que venía en la olleta en algunos vasos,y en el centro,el vianda que venía repleto de trozos de yuca frita espolvoreada con sal:!coman sin pelear! y ella continuaba su labor de remendar.
Jamás pude olvidar esos momentos y esa persona,y cuando escuchaba a mamá cantar en el lavadero,una vieja canción que hablaba de reclamar a un artista pintor el no haberse acordado de pintar algún ángel negro,pensaba que tenía razón,pues yo había visto un ángel,y era negro,y llevaba puesta una camiseta amarillenta.
En una de las piezas vivía una pareja sin hijos,negros ambos.La mujer vendía por las calles un día plátanos,otro chontaduros y hasta pescado,siempre colocando la mercancía dentro de un platón metálico que colocaba sobre un trapo rojo enrollado en su cabeza;el hombre salía muy temprano a rebuscarse descargando camiones en la galería central.
Mis padres,mis hermanas y yo,ocupabamos las otras dos piezas.Solo mi hermana mayor estudiaba y mi otra hermana y yo pasábamos los días jugando y ayudando en alguna labor de la casa.El trabajo de mi padre no era muy rentable,como casi todos los que realizaban las personas de nuestra clase;su salario apenas alcanzaba para el arriendo,los servicios y algo de alimentacion;a mi padre le pagaban cada sábado y era una constante que al llegar el día viernes,en el pequeño cajón de madera que oficiaba de alacena,solo habían algunas tiras de cebolla marchitas y unos pocos granos de arroz esparcidos sobre sus tablas.En esos viernes eternos,a mi hermana no la mandaban a estudiar pues a nuestros padres les parecía muy duro que un niño pasara tantas horas en la escuela sin probar alimento,entonces los tres nos entreteníamos jugando por la casa o sobre alguna cama con las almohadas mientras mamá cosía y recosía algún pantalón de papá o mio,o alguna bata de mis hermanas.Generalmente,nuestra energía para los juegos disminuía después del medio día y entonces nos divertíamos acostados en las camas,colocando la oreja sobre el estómago de uno de nosotros para escuchar el ruido que hacían nuestras tripas y reírnos,sin ser consientes de la angustia de mamá que nos miraba y suspiraba.
Un viernes de aquellos,mientras transcurría la rutina habitual,escuchamos al inquilino que siempre regresaba más pronto que su mujer,haciendo algo en la cocina y nos llegaba el ruido y el olor de la manteca caliente;el olor característico de la manteca donde ya se ha freído algo con anterioridad,no nos permitía concentrarnos en el juego ni a mi mamá en su tarea de coser por enésima vez una de nuestra medias;el saber que debíamos esperar a la llegada de papá,más allá de las siete de la noche para que mamá fuera hasta la tienda y comprara algo para cocinar,nos llenaba de más desaliento que el que ya nos producía el largo día sin probar alimento.
Cuando más desaliento teníamos y ya ni jugábamos,apareció el inquilino negro,cubierto por una eterna camiseta amarillenta,con una olleta en una mano y un vianda metálico en la otra,y desde la puerta ofrecía ambos utensilios a mi mamá y le decía:!tenga vecina,pa'que los muchachos calmen la fatiga!
Mi madre los recibía con agradecimientos y luego nos hacía sentar en circulo,nos ponía algo de la aguapanela que venía en la olleta en algunos vasos,y en el centro,el vianda que venía repleto de trozos de yuca frita espolvoreada con sal:!coman sin pelear! y ella continuaba su labor de remendar.
Jamás pude olvidar esos momentos y esa persona,y cuando escuchaba a mamá cantar en el lavadero,una vieja canción que hablaba de reclamar a un artista pintor el no haberse acordado de pintar algún ángel negro,pensaba que tenía razón,pues yo había visto un ángel,y era negro,y llevaba puesta una camiseta amarillenta.
domingo, 2 de enero de 2011
TROZOS DE VIDRIOS VERDES
Me aproximaba a los doce años cuando un día mi mamá organizó viaje para visitar a una familia amiga que habían conocido cuando mi papá trabajaba en la fábrica de tejas y ladrillos en medio de la loma de cristo rey;me entusiasmaba mucho volver a estar cerca de personas que habían compartido con nosotros momentos felices y claro,también los que no lo fueron tanto.
La familia nombrada vivía entonces en un barrio muy cercano a la loma de cristo rey,tirando para la carretera;yo recordaba que ellos no tenían aun hijos varones pero si dos hijas,una de las cuales,la menor,me superaba en dos o tres años y era la más callada de ellas además de ser la que más me gustaba.Llegamos a la casa,que seguía siendo humilde y rodeada de pequeñas lomas de tierra amontonadas por las máquinas de la fábrica,que ya había dejado de funcionar;el recibimiento fue tan especial como suelen ser los recibimientos entre las personas sencillas y humildes que solo tienen afecto para compartir en abundancia.Se encontraban solas la señora Encarnación y su hija menor,quienes nos contaron que su otra hija y su esposo y padre se habían marchado a visitar a sus abuelos paternos.Nos ofrecieron almuerzo y luego de éste,la señora Encarna invitó a mi mamá a enseñarle su nueva máquina de coser singer de pedal,que le había regalado su marido para el último día de la madre;empezó por decirle que se le podía poner motor y así la costura sería más suave y muchas cosas más;mientras las madres conversaban y compartían conocimientos,yo salí hacia el patio que daba contra una pequeña loma de tierra;al poco rato apareció la hija de misia Encarna y me propuso que le ayudara a buscar trozos de vidrio que se encontraban medio escondidos entre la tierra del camino y las lomas,me indicó que solo los que fueran de color verde,esos que quedan de las botellas de vino o bebidas especiales que los técnicos que una vez llegaron a la fábrica,acostumbraban consumir.Yo accedí y empezamos a caminar mirando el suelo y los bordes de las lomas;ella parecía tener un don especial pues cada cierta cantidad de metros de recorrido,se inclinaba y recogía trozos,mientras que yo no encontraba ninguno;cuando nos habíamos alejado un buen trecho de la casa,en un recodo del camino y entre dos lomas,apareció una especie de cueva pequeña,al parecer formada caprichosamente por la lluvia;su piso estaba cubierto de pasto verde muy limpio.Mi guía dejó a un lado los trozos de vidrio recogidos y sin motivo aparente y sin mediar palabra alguna,levantó su vestido,enseñándome su sexo,un pequeño manojo de pelo muy negro y me preguntó si me gustaba;no recuerdo si respondí y si lo hice,lo que respondí;solo recuerdo que sentía mi corazón avanzando hacia mi garganta y latiendo muy fuerte,y presentía que muy pronto saldría expulsado por mi boca.
Ante mi estupor e inacción,la hija menor de misia Encarna,se encargó de todos los actos de la ceremonia,incluido claro está,bajar mis calzonarias de mis hombros para que mis pantalones quedaran libres;se tendió sobre el pasto muy limpio y me invitó a hacer lo mismo,pero sobre ella;lo que pasó en los minutos siguientes,es una suma de sensaciones borrosas,extrañas,nuevas,imposibles de narrar con veracidad;quizá fueron minutos,pero a mi me parecieron muchas horas de viaje por senderos desconocidos,pero seguramente soñados con anterioridad.
Ella indicó cuando ponernos en pie,colocó calzonarias y pantalón en su sitio y sin mediar palabra,al igual que al inicio,recogió los trozos de vidrio y me indicó que mirara hacia el sol a través de uno de ellos,para que descubriera que existía otro mundo paralelo al nuestro;en verdad así era,pues el sol radiante y enceguecedor,se tornaba brillante pero sin lograra herir mis ojos,desprovisto del resplandor de su alrededor,y era un disco verdosos,nítido.En esos precisos momentos,aparecieron tras la loma,mi madre y la de mi guia,que preguntaron que estábamos haciendo;yo quedé mudo,pero mi acompañante explicó que me enseñaba a mirar el sol de una manera diferente,con los vidrios verdes;mi mamá me recomendó cuidado para que no me fuera a hacer daño y misia Encarna le comentó que su hija !era como loca! pues siempre estaba recogiendo y tirando trozos de esos vidrios para enseñarle lo mismo a los ocacionales niños que les visitaban.
La visita terminó,nos marchamos mi madre y yo,y en el camino hasta el paradero del bus,ella me preguntó si la había pasado bien y si me había gustado lo que me había enseñado la hija menor de misia Encarna;yo le contesté que sí,porque ahora sabía que existía un mundo paralelo al nuestro,al que se podía acceder simplemente mirando a través de un trozo de vidrio verde.
La familia nombrada vivía entonces en un barrio muy cercano a la loma de cristo rey,tirando para la carretera;yo recordaba que ellos no tenían aun hijos varones pero si dos hijas,una de las cuales,la menor,me superaba en dos o tres años y era la más callada de ellas además de ser la que más me gustaba.Llegamos a la casa,que seguía siendo humilde y rodeada de pequeñas lomas de tierra amontonadas por las máquinas de la fábrica,que ya había dejado de funcionar;el recibimiento fue tan especial como suelen ser los recibimientos entre las personas sencillas y humildes que solo tienen afecto para compartir en abundancia.Se encontraban solas la señora Encarnación y su hija menor,quienes nos contaron que su otra hija y su esposo y padre se habían marchado a visitar a sus abuelos paternos.Nos ofrecieron almuerzo y luego de éste,la señora Encarna invitó a mi mamá a enseñarle su nueva máquina de coser singer de pedal,que le había regalado su marido para el último día de la madre;empezó por decirle que se le podía poner motor y así la costura sería más suave y muchas cosas más;mientras las madres conversaban y compartían conocimientos,yo salí hacia el patio que daba contra una pequeña loma de tierra;al poco rato apareció la hija de misia Encarna y me propuso que le ayudara a buscar trozos de vidrio que se encontraban medio escondidos entre la tierra del camino y las lomas,me indicó que solo los que fueran de color verde,esos que quedan de las botellas de vino o bebidas especiales que los técnicos que una vez llegaron a la fábrica,acostumbraban consumir.Yo accedí y empezamos a caminar mirando el suelo y los bordes de las lomas;ella parecía tener un don especial pues cada cierta cantidad de metros de recorrido,se inclinaba y recogía trozos,mientras que yo no encontraba ninguno;cuando nos habíamos alejado un buen trecho de la casa,en un recodo del camino y entre dos lomas,apareció una especie de cueva pequeña,al parecer formada caprichosamente por la lluvia;su piso estaba cubierto de pasto verde muy limpio.Mi guía dejó a un lado los trozos de vidrio recogidos y sin motivo aparente y sin mediar palabra alguna,levantó su vestido,enseñándome su sexo,un pequeño manojo de pelo muy negro y me preguntó si me gustaba;no recuerdo si respondí y si lo hice,lo que respondí;solo recuerdo que sentía mi corazón avanzando hacia mi garganta y latiendo muy fuerte,y presentía que muy pronto saldría expulsado por mi boca.
Ante mi estupor e inacción,la hija menor de misia Encarna,se encargó de todos los actos de la ceremonia,incluido claro está,bajar mis calzonarias de mis hombros para que mis pantalones quedaran libres;se tendió sobre el pasto muy limpio y me invitó a hacer lo mismo,pero sobre ella;lo que pasó en los minutos siguientes,es una suma de sensaciones borrosas,extrañas,nuevas,imposibles de narrar con veracidad;quizá fueron minutos,pero a mi me parecieron muchas horas de viaje por senderos desconocidos,pero seguramente soñados con anterioridad.
Ella indicó cuando ponernos en pie,colocó calzonarias y pantalón en su sitio y sin mediar palabra,al igual que al inicio,recogió los trozos de vidrio y me indicó que mirara hacia el sol a través de uno de ellos,para que descubriera que existía otro mundo paralelo al nuestro;en verdad así era,pues el sol radiante y enceguecedor,se tornaba brillante pero sin lograra herir mis ojos,desprovisto del resplandor de su alrededor,y era un disco verdosos,nítido.En esos precisos momentos,aparecieron tras la loma,mi madre y la de mi guia,que preguntaron que estábamos haciendo;yo quedé mudo,pero mi acompañante explicó que me enseñaba a mirar el sol de una manera diferente,con los vidrios verdes;mi mamá me recomendó cuidado para que no me fuera a hacer daño y misia Encarna le comentó que su hija !era como loca! pues siempre estaba recogiendo y tirando trozos de esos vidrios para enseñarle lo mismo a los ocacionales niños que les visitaban.
La visita terminó,nos marchamos mi madre y yo,y en el camino hasta el paradero del bus,ella me preguntó si la había pasado bien y si me había gustado lo que me había enseñado la hija menor de misia Encarna;yo le contesté que sí,porque ahora sabía que existía un mundo paralelo al nuestro,al que se podía acceder simplemente mirando a través de un trozo de vidrio verde.
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