viernes, 6 de junio de 2014

EL MIEDO DE LAS MUCHACHAS

La población no era propiamente una ciudad pero tampoco un pueblo ;sus casas se recuestan unas contra otras como buscando darse calor,porque frío si hacía,bastante durante casi todo el año,pero en invierno,!demasiado!.La mayoría de sus calles son estrechas y empedradas;solo hacia los lados de la muralla se ven algunas que semejan avenidas más o menos modernas.


Llegué a la población buscando como siempre una labor para ganarme el sustento;por los lados del mediterráneo,todo se había complicado a raíz de un accidente en el que una pequeña furgoneta ocupada por una docena de emigrantes sin papeles fue destrozada por un tren,muriendo todos ellos;las inspecciones del
ministerio del trabajo hicieron que los empresarios se cuidaran de ocupar trabajadores sin documentación.
Un día cualquiera armé mi  maleta y puse proa al norte;de los conocidos nadie quizo arrancar,el temor al frío les acojonaba,como decían los españoles.Conocedor como era ya de a que sitio debía dirigirme para saber de las opciones de empleo,de esa especie de oficina de empleo no oficial,un bar, busque uno.
Luego de un par de cervezas, inicié conversación con el parroquiano más próximo;un comentario sobre el frío que hacia a fuera fue suficiente para motivar la pregunta de siempre:¿De que país eres tú?.
A los pocos minutos ya le había brindado una cerveza y comentado mi necesidad de empleo;el hombre me preguntó que clase de faena buscaba y ante mi respuesta de que estaba dispuesto para lo que saliera,claro,mientras fuese legal,me indicó que había escuchado que estaban buscando un hombre para trabajar en un club de alterne;al comentarle que yo no creía servir para esos menesteres,el hombre se rió de buena gana y me aclaró que en realidad el trabajo no era propiamente en el club,sino en una caballeriza que poseía el dueño de dicho club.Me proporcionó las instrucciones tanto para llegar al sitio como a quien dirigirme al llegar allí.
Al día siguiente muy temprano y con un frío que traspasaba mi chaqueta y hacia inútiles los guantes y la bufanda,salí a tomar el tren  que me llevaría lo más cerca a mi esperado futuro trabajo.
El tren tardó como diez minutos solamente en llegar a la parada que me había indicado el hombre del bar; era una población mas pequeña que la capital de la provincia;estaba aproximadamente a unos 20 kilómetros de distancia .La dirección del lugar estaba hacia las afueras de la población;bajé del tren y busqué la calle indicada y el número;llegado al sitio me encontré parado frente un local lleno de luces de neón y decorado su  exterior con gran cantidad de pequeñas columnas que semejaban una construcción de la antigua Roma;parecía que había madrugado mucho pues no se veía un alma en el local ni alrededor;encontré un timbre escondido entre una de las pequeñas columnas y lo toqué por lo menos cinco o seis veces,al cabo de las cuales apareció un hombre que parecía hacer la limpieza.
El hombre  indagó por el motivo de mi visita y cuando le expliqué que era por el trabajo en el establo de caballos me explicó que tenía que caminar como un kilómetro hacia atrás del local y preguntar por Fernando que era quien me podía informar todo.
Fernando resultó ser el dueño y luego de preguntar por mi nacionalidad y mi disposición para trabajar con los caballos,me comentó que también me ocuparía algunas veces en labores dentro del club y que de paso me pedía mucha discreción ya que en él trabajaban varias muchachas paisanas mías y no le gustaba demasiada confianza entre trabajadores de las caballerizas y del club;al final fui contratado y se me ubicó en un cuarto próximo al club ya que debía estar interno; solo tendría dos días libres cada dos semanas.

Regresé al hostal por mis pertenencias que en realidad consistían en una pequeña maleta y una mochila y pasé también por el bar para saludar al dueño y dejarle un recado con mi gratitud a aquel hombre que me había conectado con la oportunidad de laborar.Aquella tarde la emplee en acomodarme en la habitación y darme algunas vueltas por los alrededores según me aconsejó el propio dueño;la noche fue un poco traumática pues en el cuarto no había calefacción,solo una pequeña estufa,que así le llamaban a una resistencia con un ventilador colocado atrás de ella para empujar el calor hacia afuera.
Al día siguiente me presentaron a una especie de supervisor que me acompaño hasta  el lugar donde permanecían los caballos ,que eran seis,para enseñarme horarios de limpieza, de alimentacion y demás labores que debía realizar;de las caballerizas pasamos al local del club,me presentaron a las señoras de la cocina,algunos meseros y al encargado de la bodega de bebidas a quien debía colaborarle un par de horas cada día surtiendo de bebidas los refrigeradores,recogiendo los envases dispersos,organizando los huacales en la misma bodega.El trabajo parecía entretenido y además pagaban bien y se contaba con alojamiento y alimentación.Durante el recorrido a media mañana por el local,me crucé con algunas de las mujeres que trabajaban en el club;todas se encontraban bastante ligeritas de ropa y maquillaje y mostraban en sus caras los efectos del trasnocho,el licor y quizá las drogas;un par de ellas seguramente paisanas,me dirigieron un identificador !Quiubo papi!vas a trabajar aquí?si claro, pero propiamente con los caballos.Ah que bueno,ya tendremos tiempo de charlar,!no se pierda!.Así empezaron y pasaron varios días en mi nuevo trabajo donde aprendí varias cosas de los caballos,y algunas otras sobre las muchachas y su trabajo,el oficio mas viejo del mundo a decir de los entendidos.La labor con los animales era agradable y comprobé que me había encariñado con ellos;también empecé a conocer a mis paisanas,dos jóvenes mujeres que no pasaban de los 25 así su rostro,sin maquillaje,quisiera convencerme que tenía mas de 35.En una noche que me encontraba de descanso,me tomé varias cervezas en el local y pude conversar como un casi cliente,un buen rato mientras llegaba la hora del ajetreo,casi siempre pasada la media noche;me contaron que eran de unos pueblos del norte del valle,no quisieron ser más explicitas y yo respeté su desición,que habían llegado a España al inicio del siglo xxi y que originalmente habían trabajado en otras labores pero por cuestiones económicas terminaron en el mundo del sexo,el licor y si, algunas veces de las drogas.Semanas después cuando ya dominaba yo el oficio del cuidado de caballos,al menos lo más elemental,nos pusimos una cita los tres y pasamos todo un día de paseo, almuerzo y algunas copas,mientras nos contábamos algo de nuestras vidas,nuestros sueños a futuro y algunas pesadillas del pasado.
Me contaron que llevaban como tres años trabajando en ese club y aunque ganaban bastante dinero,estaban haciendo planes para trabajar independientes;trabajar independientes consistía en alquilar un buen piso con cuatro habitaciones,amoblarlo bien,colocar clasificados en los diarios de la comunidad y a trabajar con sus propios horarios,clientes y precios;ya tenían ahorrados algunos euros,y solo estaban esperando el momento mas apropiado para renunciar en el club.
Un día  en que estaba paseando los caballos, Fernando se acercó para hacerme algunas indicaciones y de paso me informó que mis paisanas se habían retirado hacía como dos días y me preguntó si no se habían despedido de mi;yo me hice el extrañado y no di indicios de estar enterado y le dije que ya nos cruzaríamos en alguna calle.
A los pocos días recibí una llamada de una de las muchachas donde me indicaban la dirección donde se habían ubicado y me invitaban para visitarlas;al siguiente día de descanso busqué la dirección y me reuní con las muchachas;me contaron que les estaba yendo muy bien, que ahora escogían sus días de descanso;luego de esa pequeña reunión quedamos en seguir comunicandonos.
La rutina de nuestras vidas siguió sin sobresaltos hasta que una noticia presentada en los telediarios cambió para siempre nuestros destinos.Una prostituta que había desaparecido hacía ya varios días, apareció,pero no como sus compañeras de oficio habrían esperado;apareció primero su cabeza en un contenedor de basura de una población cercana,las piernas en otro y su torso y brazos en otro.Las muchachas me llamaron casi de inmediato y me pidieron que me acercara lo mas pronto a su piso.
A llegar mi día de descanso no perdí tiempo y me dirigí donde las paisanas;estaban llenas de temor,aterradas;me contaron que ya hacía un par de días que no recibían clientes, que tenían mucho miedo;traté de calmarles,les dije que se decía que la mujer era trabajadora en la calle,ellas tenían mas seguridad,pero no era suficiente,la histeria las dominaba y con razón;las noches frías,lluviosas acrecentaban los temores de las muchachas,creían ver en cada caminante,en cada hombre que tocaba su timbre buscando sus servicios,a un asesino despiadado,a un maniático que esperaba el momento preciso para atacarlas y desmembrarlas y repartir sus partes por la ciudad;la paranoia se había apoderado de las muchachas y no solo de mis amigas,todas las prostitutas de la ciudad estaban aterrorizadas a pesar de las promesas de las autoridades de estar atentas e investigando para dar con el o los asesinos.
Mis amigas dejaron de trabajar,se empezaron a gastar sus ahorros y a pensar seriamente en cambiar de ciudad;y así lo hicieron,se marcharon llenas de miedo hacia una ciudad del sur;a los pocos días de marcharse la policía detuvo al asesino de la mujer,era un cliente con problemas mentales;llamé a mis amigas y les conté la buena nueva,las invité a regresar y me dijeron que por nada del mundo,que las buscar allá en el sur,que hacia menos frío y no nevaba en invierno;con la promesa que lo pensaría me despedí y seguí cuidando los caballos,pensando en lo difícil que era en realidad la vida de las mujeres de vida fácil.

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